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2. Mujeres y Dinero: 9 claves para mejorar esa relación

Los estereotipos de género son como una llovizna tan pequeña que ni siquiera te das cuenta a veces que está cayendo, y sin embargo te está mojando. Si agudizás los ojos puede que la puedas ver, pero tenés que estar atenta.

Los estereotipos de género son como una llovizna que nos moja a todas y todos.

Al nacer según se te identifique con sexo femenino o masculino se te asignará un género, el de mujer u hombre.

En ese preciso y pequeño momento aparecerá un universo de mensajes, reglas, normas, mitos, valores y roles esperados.


Puntiemos algunos estereotipos relacionados al dinero y las finanzas:

Manejo financiero:

- Mujeres: Gastadoras, impulsivas, preocupadas por compras superficiales, menos inclinadas a invertir.

- Hombres: Ahorradores, prudentes, inversionistas, orientados al crecimiento financiero.


Ocupaciones financieras:

- Mujeres: Empleadas en roles administrativos, cajeras, trabajadoras de ventas minoristas.

- Hombres: Banqueros, inversionistas, empresarios, profesionales financieros.


Negociación y toma de decisiones financieras:

- Mujeres: Menos asertivas en las negociaciones salariales, indecisas en inversiones de alto riesgo.

- Hombres: Más asertivos en las negociaciones, dispuestos a tomar riesgos financieros significativos.


Educación financiera:

- Mujeres: Menos interesadas en temas financieros, menos conocimiento sobre inversiones y mercados.

- Hombres: Más interesados en asuntos financieros, a menudo educados en inversiones y estrategias financieras.


Inversiones y emprendimientos:

- Mujeres: Menos propensas a invertir en acciones y bienes raíces, menos inclinadas a iniciar un negocio propio. Si lo hacen será por la incompatibilidad de trabajar en relación de dependencia mientras crían a sus hijos.

- Hombres: Más inclinados a realizar inversiones significativas, a menudo fundadores de empresas y startups.


Éxito financiero:

- Mujeres: Vistas como menos capaces de lograr independencia financiera, menos propensas a alcanzar altos ingresos.

- Hombres: Asociados con el liderazgo financiero, percibidos como los principales proveedores económicos de la familia.


¿Te suenan algunos de estos? Vamos con algunas claves.


Sugerencias Prácticas para cambiar tu relación con el dinero

1- Autovalidáte. ¿Qué significa esto? Comprendé que lo que sentís con respecto a las finanzas, el dinero y todos estos temas son válidos. Reconocé que tus emociones tienen sentido en su contexto histórico y actual. Si te da miedo, ansiedad, culpa o vergüenza, o lo que sea, tiene todo el sentido del mundo. El primer paso es reconocer que están ahí, que vienen cuando estás ante una situación de dinero, de negociación de salario, de conversación de finanzas con tu pareja, o de ponerle precio a tus productos o servicios, y que tienen base en tu historia de aprendizaje. No solo no sos la única si no que probablemente casi todas las mujeres del mundo están viviendo algo parecido.


2- Explorá esta historia de aprendizaje que te digo. Es decir, notá cómo tu entorno y experiencias pasadas han moldeado tu conducta en este tema. Prestá atención a cómo tu familia habla de riqueza, dinero, inversiones, salarios, trabajos remunerados y los no también, de sus deudas, de sus cuentas, de sus gastos. ¿Hablan de eso? ¿De qué manera lo hacen? Intentá observar cómo tu entorno familiar y social puede haber contribuido a tus conductas relacionadas con dinero y crecimiento económico. Aclaro, esto es solo a modo de conocer, no es para juzgar cómo lo hayan hecho o dejado de hacer. Es simplemente tener ese conocimiento a mano.


3- Si sos mujer y estás leyendo este artículo quiero decirte esto: Es fundamental conocer tus números, tus gastos e ingresos. Y no solo los tuyos, los de tu pareja en caso de que tengas (si aún no sabés cuánto gana tu pareja es una conversación fundamental de tener), junto a los números de tus colegas, tus pares de trabajo, tus familiares. Tener esa información te da un conocimiento fundamental para jugar tu juego. Te van a decir que es de mal gusto, que no es elegante, que es imprudente, que no son preguntas a hacer sin embargo tenés que hacerlas. No se trata de invadir la privacidad, o quizás sí, que sé yo, depende el caso, pero de lo que sí se trata seguro es de entender que el conocimiento financiero es una herramienta de igualdad.


Hay maneras de hacerlas, y con algunas personas tendrás más intimidad y más confianza para hacerlas que con otras personas. Pero en el caso de no saber los números de tu pareja no hay negociación justa posible, no hay consentimiento posible porque no hay información.

¿Cómo pagamos las cuentas de una manera justa si no se cuánto gana mi pareja? ¿Cómo dividimos proporcionalmente si no tengo números?

Lo mismo si tengo familiares a cargo y no sé qué cobran mis hermanos o padres, ¿cómo dividimos esos gastos si no conozco sus números?


4- Educación Financiera: No es mi campo el mundo financiero, sin embargo, si podés guardar un lugar en tu agenda semanal para empezar a aprender sobre finanzas es fundamental. Hay un montón de recursos gratuitos o accesibles en el mundo digital que te pueden enseñar un montón y darte mayor seguridad y confianza en este tema. 


5- Identificá reglas o pensamientos relacionados al dinero. ¿Hay reglas (lo que algunos llaman creencias limitantes) que te retienen en este tema?

¿Qué se dispara dentro tuyo cuando pensás en hablar de dinero con otras personas? ¿O negociar un mejor salario? ¿O mejorar acuerdos de distribución de gastos con tu pareja? ¿Qué reglas aparecen a la hora de poner precio a tus productos o servicio? ¿Y con respecto a pedir “grandes” sumas de dinero por eso mismo?

Si sos mujer y trabajás en el área de servicios de salud, educación o trabajo social ¿qué te aparece a la hora de hablar de tu remuneración en el ámbito laboral? ¿Sentís que el valor de tu hora de trabajo está atravesada por la noción de entrega y vocación? ¿Y si es así, eso te deja fuera de juego para demandar salarios superiores? Para quienes trabajamos en el ámbito de la salud conocemos muy bien eso. Y si encima sos mujer ni te digo. ¿Tenemos en cuenta la intersección asistencia, género y dinero a la hora de definir el precio de nuestro trabajo? Retar estas normas es un gran trabajo.


6- Aprendé técnicas de Relajación y Mindfulness: Practicar técnicas de relajación pueden servir. Pero sobre todo las técnicas de mindfulness que NO son lo mismo. Hacer uso de estas técnicas puede ayudar a tomar decisiones menos reactivas, impulsivas y más conscientes sobre gastos, inversiones y todo lo que viene con el mundo del dinero.


7- Establecé Objetivos Realistas: Visualizáte estableciendo metas financieras alcanzables. Sentí la emoción de cada logro, incluso los pequeños. Establecé pasos claros para alcanzar tus metas y notá cómo cada paso te acerca a un mejor lugar en cuanto a tus finanzas.


8- Autocuidado: Hacé espacio para el autocuidado en tu vida diaria. Estar bajo estrés o desregulación de emociones te puede llevar a tomar peores decisiones financieras. Cuando sentís alguna emoción de manera más intensa tenés más probabilidades de tomar decisiones más impulsivas, y estas pueden impactar en tus ahorros o tus deudas. Tomarte en serio lo que entendemos por autocuidado puede ayudarte en esto.


9- Participá de otras redes o comunidades de mujeres que te apoyen, te escuchen, te animen a buscar capitalizarte y mejorar tu situación financiera.

(Y esto no viene tanto al caso pero por las dudas se confunda cuando hablo de redes y comunidades de mujeres no hablo de las llamadas estafas piramidales o mandalas de la abundancia. Por favor huir de ahí.)

Cuando digo redes de mujeres me refiero a espacios que te apoyen en dirección a cambiar la relación aprendida que tenés con el dinero y mejorar tus finanzas. 


Todas estas sugerencias pretenden mejorar la relación con el dinero.

Tener mejores condiciones económicas y materiales impacta directamente con tu salud, con tus oportunidades y tus posibilidades.

Más mujeres con dinero son más mujeres que pueden tomar decisiones que las protejan a ella y los suyos, que puedan abrir negocios, apoyar causas sociales, invertir en otras mujeres, crear entornos seguros. De nuevo,

una mujer que aumenta su capital puede tomar mejores decisiones sobre su vida e incluso mejores decisiones para su comunidad.

Espero después de este artículo haberte convencido un poco más de lo importante que es prestarle atención a este tema, y que si no son charlas que damos nosotras entre nosotras alguien las dará por nosotras, y se seguirá enriqueciendo con eso -a costa del trabajo de mujeres-. 

¿Te sirvió este artículo? Contáme.

Estoy del otro lado,

Valentina

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